31 agosto, 2009

Soñar

Son raros los sueños.
A veces incluso después de despertar no sabes si lo que ha pasado en tu mente ha sido real o no. Si eso que has vivido lo has vivido de verdad.
Durante unos segundos analizas la situación y entonces empiezas a comprender. A veces te alegras, si el sueño no era del todo agradable, y otras veces te quedas triste pensando que prefieres los sueños a la realidad.
Hoy he empezado el día triste, porque no me gustaba la soledad con la que me desperté comparándola con la compañía del sueño.
Pero no siempre me pasa eso. Es más soy experta en despertar con las sensaciones mas extrañas del mundo, bueno o quizás no todas sean tan extrañas.
Mi vida se ha dividido en vivir en dos o incluso tres sitios al año. Siempre los mismos, pero a fin de cuentas eran tres. Y lo malo era la primera noche que dormía en cada uno de ellos después de una larga temporada sin ir....no sabia donde estaba al despertar. Que si la cama es de diferente tamaño, o la luz de la ventana proviene desde otro sitio o incluso que una pared que esta a un lado de la cama en unos sitios, en otros estaba del otro lado.
Y claro situaciones graciosas hay siempre. Una vez estuve mas de 15 minutos intentando recordar donde estaba porque al ir a encender la luz en interruptor no estaba en el sitio. Llegue a pensar que estaba en un hotel, pero no sabia donde...
Pero la vez que peor lo pase (ahora me río al recordarlo) fue cuando durante la noche me di la vuelta en la cama pero a lo bestia... es decir con los pies a la cabecera y la cabeza a los pies. Me desperté porque estaba por encima de las mantas y me quede fría. Pero claro, yo tiraba del edredón y este me quedaba pequeño...porque estaba encima y no dentro. Y ahí empezó el acojone.
No sabia que le pasaba a las sabanas, porque no las encontraba y decidí encender la luz para colocar la ropa de cama. Eche la mano a la cabecera para dar a la luz y..... no había pared!!! Claro esta que todo esto era a oscuras y siendo una de esas primeras noches en otro sitio. Cuanto mas me acojonaba mas me quería tapar con mi super sabana antimostruos, pero no la encontraba. Intente palpar a ambos lados de la cama buscando una pared o algo que me indicase donde estaba, pero nada, todo estaba vacío y oscuro. Creo que en ese momento, con lo miedosa que soy, empecé a recordar cientos de películas e historias de miedo, y me falto muy poco para entrar en momento de pánico absoluto.
Pero me pudo mas la curiosidad y puse una mano en el suelo, rezando para que siguiese allí ,y al notar el tipo de suelo que era, me di cuenta del sitio donde estaba y me tranquilice. Luego a tientas logre ubicar la pared que debía estar a mi cabeza, pero que estaba del lado contrario y encendí la luz. Me pase los siguientes diez minutos riendo por lo absurdo de la situación.
Eso si nunca más volví a negar que me muevo demasiado en la cama.

19 agosto, 2009

abejas vs avispas

Lo de que la naturaleza es sabia es algo demasiado evidente. Pero es algo que no todos recordamos.
Esto viene a raíz de algo que nos tiene a toda la familia asombrada. Mi hermano tiene un par de colmenas de rica miel, heredadas de mi tío que ya está muy mayor para esos menesteres. La verdad es que decir que son las colmenas de mi hermano es decir demasiado, porque más bien son protegidas por él, y las abejas viven a su ritmo sin apenas intervención humana. Como mucho evitamos que entren hormigas o gusanos entre sus paredes y ellas están a su aire. A cambio nos quedamos algo de esa miel tal rica que ellas preparan tan afanosamente.
El caso es que una de las múltiples amenazas que tiene una colmena es una invasión de avispas. Y las avispas son jodidas jodidas porque la lucha es desigual y por norma general ganan ellas. Mi hermano al dejar al mínimo el cuidado de las colmenas no se dio cuenta hasta unos días después que un avispero se había formado justo debajo de las colmenas y que amenazaba con un ataque inminente. Intentamos alejar a las avispas y ofrecerles una nueva ubicación, pero las jodias no solo no se fueron si no que empezaron la invasión de la colmena.
En vista que poco se podía hacer en contra de algo tan natural como es eso y viendo que las abejas abandonaban sus colmenas y la miel que ya tenían fabricada, tan solo pudimos dejar que todo siguiese su curso natural y hacer un intento por recuperar el máximo de miel posible una vez la batalla acabó.
Y así quedo la cosa, las colmenas llenas de abejitas muertas, y las colmenas arrasadas y con muy poca miel por recoger. Todos nos quedamos bastante tristes y no precisamente por la miel, si no por la ilusión con la que mi hermano había intentado sacar adelante la colmena a pesar de su inexperiencia. Entre todos le animamos a que el próximo año intentase de nuevo crear una colmena y probar suerte otra vez.
Pero la sorpresa ha llegado esta semana. Mi hermano se ha acercado a las colmenas para limpiarlas y guardar todas las cosas y se ha fijado que había abejas merodeando. Y al abrir la tapa ha visto que se estaba formando una nueva colmena con montones de abejas nuevas. Ellas solas se han instalado allí, sin intervención humana y están trabajando con mucha mas intensidad que antes. Mi hermano no sale de su asombro. Ha dicho que este año no quiere nada de miel, porque esas pequeñas abejas se la merecen para poder crecer.
A mi me parece increíble ver como se equilibra todo. Las avispas ganaron la batalla con unas abejas, pero otras nuevas llegan para seguir con su trabajo.
Y mi hermano esta ilusionado otra vez porque les queda mucho trabajo por delante a todos.

18 agosto, 2009

Un cuaderno naranja

Me da mucha rabia tener un brote de inspiración cuando no tengo nada en donde escribir. Según me llega esa inspiración y noto que es buena, también planea sobre mi cabeza la certeza de que se me va a olvidar. Es algo que me pasa mucho y más ultimamente.
Esta semana estoy inspirada, muy inspirada. Se me ocurren muchos cuentos maravillosos y las ideas salen a borbotones de mi cabeza, pero suelen aparecer mientras conduzco o cuando estoy en el trabajo... y eso significa que no tengo papel donde apuntar o que me resulta literalmente imposible hacerlo. Así que siento como todas esas historias se desperdician y se pierden para siempre.
Hoy he intentado repetir muchas veces en mi cabeza la idea central de esa historia que apareció de improviso, y durante un par de horas he sido capaz de memorizarla, pero luego... se esfumó. No se en que instante dejé de recordarla. Se que en un momento dado de la mañana quise repetirla mentalmente y ya no estaba. Tan solo me quedó el nombre del protagonista, que se ha quedado muy solito sin el resto del argumento. Y claro buscarle una historia nueva ahora es como buscarle un sustituto a su vida recién creada. Nada me parece bueno para el.
Y lo peor es que le veo claramente en mi mente, triste y solo, sin una vida que vivir, con los codos apoyados en las rodillas, mirándome de reojo y aconsejándome que me compre un cuadernito. Y creo que se lo debo. Mañana me comprare uno, de color naranja como su pelo. Porque al menos me acuerdo de que tiene el pelo naranja y alborotado, y que sus vivarachos ojos grises tienen un brillo mágico muy divertido. Algo es algo.
Y a lo mejor mañana cuando esté por ahí y llegue una buena idea, y por fin tenga un bonito cuaderno color naranja donde escribir... entonces a lo mejor me falla el boli, como si lo viera. Y mi pobre muchacho de pelo naranja me volverá a mirar de reojo y me dirá al oído: "lo sabia..."

03 agosto, 2009

Fotos

Venga va....lo contaré aquí también.
Me gusta la fotografía, me gusta ahora y me ha gustado siempre. Mi madre tenía una cámara que apreciaba como su más importante tesoro, y cada vez que me dejaba hacer alguna foto con ella se aseguraba que yo entendía ese cariño. Aprendí a hacer fotos despacio, siendo paciente y sabiendo que la cámara era el instrumento que me ayudaba a conseguir lo que buscaba, que generalmente para mi era congelar el tiempo en un instante que quería recordar para siempre. Y aquella Werlisa Color formó parte de mi infancia y adolescencia, hasta que mi madre se compro otra mejor.
Ahorre para comprarme algunas cámaras, pero yo seguía mirando de reojo y con envidia las cámaras de mi madre. Han pasado los años y la fotografía ha seguido gustándome. Me compré una compacta digital que se convirtió en un apéndice inseparable y no salia de casa nunca sin ella, nunca. Siempre pensé que las cosas que más me gusta fotografiar son espontáneas y por eso tengo que llevar la cámara siempre conmigo, para que esa espontaneidad no me pille desprevenida.
Internet y el mundo digital se abrió ante mi como la posibilidad de ver lo que millones de miradas han visto por mi. Cada foto que veía y me gustaba intentaba averiguar como la habían hecho. Hace ya tiempo descubrí unas fotos muy curiosas llenas de color y que eran tan espontáneas como las que a mi siempre me había gustado hacer. Era Lomografía, y me pareció genial pero tampoco investigue mucho mas. Hasta casi me olvide de ellas porque cayó en mis manos mi primera reflex digital.
Pero hace poco, me reencontre con alguien especial, que me hablo del mundo Lomo y una lucecita se encendió en mi cabeza.... eran aquellas que vi una vez. Y me enseño muchas fotos y me explico cosas que no sabía, y de pronto yo ya estaba deseando tener una cámara rusa.
El caso es que ese alguien me regalo esa cámara en mi cumpleaños y yo estaba feliz, mejor dicho FELIZ, con mayúsculas.
A todo el mundo le contaba lo de mi nueva cámara, y entre ellos estaba mi madre, que al oírlo simplemente se rio un poco. No le di importancia hasta que una tarde me dio una bolsa que tenia dos cámaras dentro. Una era la Werlisa Color que hacia años que no veía y se me iluminó la cara al verla de nuevo, pero la sorpresa estaba en la otra cámara. Al principio no la reconocí en su funda negra, pero al ver la inscripción mi asombro fue increíble. Ponía ЛOMO o lo que es lo mismo LOMO.
Y poco a poco empecé a recordar. Me acordé de mi padre que la compró a un marinero ruso para poder regalársela a mi madre, me acordé de mi madre comparandola con la su Werlisa, y me acorde de mi misma jugando con ella. Pero no salio muy bien parada la pobre en la comparación y termino en el fondo de un cajón, olvidada por todos hasta que yo le dije a mi madre las palabras mágicas... cámara rusa.
No es el mismo modelo que me regaló ese alguien especial, y puede que no haga fotos tan buenas, pero tiene la misma esencia y ha estado todo este tiempo esperando a ser rescatada del olvido y hasta puede que esperase por mi, a que yo supiese valorarla un poco más que hace 25 años.
Y por fin estamos las dos preparadas para congelar instantes de tiempo en una imagen.