21 mayo, 2015

Tu olvido

Es una obviedad  que no todos pensamos ni actuamos igual. Supongo que es lo que le da vidilla a la propia vida. Pero a veces me resulta difícil comprender los procesos del resto de la gente y eso sin contar su velocidad de asimilación y adaptación.
Yo tengo mis ritmos, a veces más rápidos unos que otros, pero creo que siempre dentro de una lógica.
Sin embargo veo a gente que tarda en asumir una nueva situación personal o todo lo contrario, se recuperan a la velocidad del rayo y me dejan completamente fascinada.
Por ejemplo, yo aún no he olvidado ni podré olvidar a corto plazo a ese alguien que me llena el alma, que protagoniza mis pensamientos día tras día y sin embargo él parece haberme olvidado por completo, como quien aprieta el interruptor y apaga la luz. Y da mucho que pensar. 
¿Me ha olvidado tan pronto porque su mente es mucho más rápida que la mía o es que sencillamente nunca llegué a estar en sus pensamientos tan profundamente como parecía? 
Estoy con ese come come sin parar desde que escribí mi última entrada. 
Sí, digo que prefiero que no me lea, pero en el fondo me duele que no lo haga. Como si él hubiese pasado la página de un libro que yo aun no termine de leer. O peor aun, ha cerrado el libro por completo.
Y me pregunto qué es lo que pasa por su mente, y si todos sus pensamientos son así de prescindibles.
Es duro pensar que su mente está tan lejos de mi, cuando él es parte permanente de mi día a día. Sigo queriendo contarle mis cosas, las más cotidianas, y se me acumulan hasta que son parte de un pasado que quería, y quizás aún quiero, compartir con él.
Yo no olvido tan rápido, al menos no así.

No hay comentarios:

Publicar un comentario