18 mayo, 2015

Susurrarte

Ha pasado tanto desde la última vez que escribí... No tengo excusas, pero tampoco tengo motivos.
A veces pienso que solo estoy dejando que pase el tiempo para que te olvides de leerme y pueda volver a escribir a la nada, a ese infinito espacio vacío que se esconde tras este blog. Aunque ciertamente creer a estas alturas que aún me lees es un absurdo acto de esperanza sin ningún tipo de sentido.
Así que quiero pensar que puedo volver a escribir sin que me leas y que al hacerlo todo vuelve a ser como antes, como cuando cada frase que escribía era como un mensaje al aire para ti, pero sin un destinatario real.
Recuerdo perfectamente como me sentía. Todas aquellas palabras que tecleaba eran como un susurro que te decía al oído mientras dormías. Me liberaban pero no nos hacía daño. Ni a ti, ni a mi. 
Era tan bonito hablarte sin que lo supieras...
Ahora sin embargo cuando empiezo a escribir mido mis palabras, temo tu lectura, tu interpretación y lo que eso implica. Y no debería, porque después de todo este tiempo te conozco y sé que ya no vas a decirme nada, tanto si te gusta lo que escribo como si no.
Me apetecería susurrarte al oído de verdad, tenerte tan cerca como para poder decirte que te sigo queriendo, que nada cambia para mi y que sueño cada día contigo, dormida o despierta, pero que siempre estas en mi. 
Así que me conformaré con lo poco que me dejas darte, y voy a volver a susurrarte como he hecho siempre, mientras duermes, aunque ya no sueñes conmigo, porque yo lo haré por los dos.
Y te seguiré contando mis miedos, y mis ilusiones perdidas y mis esperanzas ajadas. 
Porque susurrarte, aunque sea así en la distancia, es lo mas bonito que tengo.


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