18 marzo, 2010

De ordenadores

Mi relación con la informática se basa en un constante amor-odio. A partes iguales.
Soy una persona que tanto por trabajo como por afición me paso muuuchas horas delante de la pantalla del ordenador. Y cuando digo muchas, son muchas. Una que es así de masoca.
Eso si.... mis equipos nunca han sido grandes maravillas, más que nada porque o eran heredados (y no hay nada peor que heredar un aparato electrónico que otro desecha) o bien no eran muy potentes.
Esta semana me he liado la manta a la cabeza, he cerrado los ojos y abierto la cartera. Y por fin tengo un nuevo ordenador, se supone que suficientemente bueno para todas mis necesidades.
La primera odisea, elegir. Porque yo tengo muy claro lo que necesito de un ordenador, lo que tiene que hacer por mi y como tiene que responder siempre. Pero el problema es como entrar en una tienda de informática sin sentirse una ignorante por no saber que pedir con exactitud.
Así que ahí que me fui, rezando para que el chaval no se riese mucho de mi al verme la cara de circunstancias. Y esperando que no me dejase la cuenta corriente temblando, que esa es otra. Porque me conozco y aunque no soy derrochona, tampoco me gusta quedarme a medias y comprar algo mediocre por ahorrar.
En fin, que tras unos instantes de "lo que tu me digas, chaval, que yo no entiendo de esto" me prepararon un bicho para mis menesteres informáticos. Lo que se traduce en que salí de la tienda más que contenta y con unas ganas enormes de que me entregasen mi nueva adquisición.
Tras unos días que se me hicieron eternos por fin llegó el "parato" a su nuevo hogar y ahí empezaron mis nuevos problemas. Yo que me creía tan feliz con que ya estaba todo no vi venir la peor parte.
Software... esa extraña palabra que me ha quitado sueño y me ha hecho creer que soy boba.
Instalar una serie de programas puede ser monótono y sencillo o muy muy complicado cuando da error. Y estrenar sistema operativo trae esas cosas.... errores multiples.
Un buen rato para familiarizarme con el nuevo "entorno", muchas horas para instalar mis programillas esenciales, un día para conseguir que la wifi no se desconectara, dos días para instalar el sintonizador de tv y otros tantos a vueltas con la web cam, que sigue sin funcionar.
En fin, que hasta que por fin considere que el bicho está listo para trabajar al 100 % creo que va a faltar un poco... más de lo que a mi me gustaría.
Yo me metí en esto así que más me vale no quejarme mucho y pensar que en cuanto todo vaya bien podré disfrutar del "parato" como es debido.

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