28 noviembre, 2009

Congelar el tiempo

Muchas veces desearía que el tiempo se congelase en cada uno de esos instantes mágicos que me alegran la vida.
Y son tan poquitos que cuando ocurren tan de vez en cuando aprieto muchísimo los ojos con fuerza durante unos segundos y me imagino lo que sería que durasen más de lo sé que van a durar. Lo malo es que al abrirlos me doy cuenta que pierdo el tiempo y me pongo a disfrutarlos como si cada uno de esos segundos fuese el ultimo y no se pudiesen repetir. Y generalmente no se repiten.
Luego solo me queda recordarlos cuando han pasado, pero como sé que los disfruté sonrío a pesar de la tristeza que me queda por no poderlos saborear otra vez.
Y sé que son momentos mágicos porque durante esos instantes no me acuerdo de todo lo demás, me olvido de mis penas y me invade una sensación de paz absoluta, como si hubiese llegado al destino. Aunque no tengo muy claro que destino será ese, supongo que el de la felicidad que tanto busco.
Y esa paz me dura bastante, e intento revivirla al recordarlos, aunque ya no es lo mismo. Lo que pasa es que a veces es algo que necesito hacer para evitar pensar en otras cosas.
Hoy llevo todo el día acordándome de un momento que es de los más bonitos que he vivido con alguien especial en mucho tiempo, y que intento recordar cada vez que no puedo dormir por la noche. La culpa es de una canción que he recordado de pronto y que me ha llevado atrás, hasta una noche muy especial.
Pienso en como fué en aquel momento y como sería estar de nuevo en esa situación ,y solo con imaginar esa posibilidad ya puedo dormir y soñar con ese alguien especial. Y duermo tranquila y pensándome acompañada.
No sé si será muy bueno dada mi situación actual, pero soñar es lo máximo a lo que puedo aspirar hoy por hoy. Y no es poco.


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