30 diciembre, 2009

Dias Arco Iris

Lo de tener un nombre poco común es algo que me encanta. Será por ser diferente en algo que todo el mundo que te conoce recuerda. Aunque tengo que aclarar que en mi casa somos dos, mi madre yo, las que repetimos nombre.
No lo llevo tan bien cuando me llaman por teléfono a casa y preguntan por mi, porque si es otra persona la que contesta en vez de yo misma lo que se oirá será un "¿madre o hija?". Y no hace demasiada gracia cuando la otra persona no sabe muy bien cuantas hay y dudan, que ya se ha dado el caso.
La otra cosa mala que tiene esto es que para estos nombres raros no hay una fecha señalada en el santoral, ni nada por el estilo. Así que cuando eres pequeño te fastidia que no tengas tu día especial por tu nombre como todos los demás. Mi padre tiene santo, mi hermano tiene santo, tooodos mis amigos tienen santo, menos mi madre y yo, que nos quedamos fuera de las celebraciones santoriles.
Y no se muy bien como, ya ni me acuerdo de cuando empecé, pero de pequeña me inventé mi propio santo. Me busqué los días Arco Iris.
Mi nombre tiene que ver claramente con él, así que simplemente decía que cuando salía el Arco Iris era mi santo, y buscaba alguna cosa para autoregalarme, una flor, una chuche, no tenía que ser algo de valor económico, solo algo que cambiase el día por uno especial. Y no es algo que pasase mucho a pesar de vivir en el norte, así que esos días eran todo un acontecimiento para mi.
Ahora de ya adulta me sigue haciendo muchísima ilusión ver un Arco Iris, y me alegra el día por muy gris que esté. Es como un guiño que me da la naturaleza de vez en cuando para ponerle un toque de color a mi vida. Es más, en cuanto me doy cuenta de que esa allí arriba, paro de hacer lo que esté haciendo, me quedo un rato mirandolo y disfrutando como cuando era niña. Ya no me autoregalo nada, porque el simple hecho de que aparezca un Arco Iris entre las nubes ya me parece suficiente regalo.
Normalmente esos días cambian para mejor por algún motivo. Lo mismo es que cambio mi actitud y eso redirige el día, pero me da igual la razón, solo se que después de ver esos colores cruzando el cielo algo especial pasa.
Hoy ha sido un día Arco Iris. Una mañana medio lluviosa medio soleada, y eso solo significa una cosa: altas probabilidades de que un Arco Iris haga su aparición. Así que no he parado de buscar uno hasta que por fin lo encontré. Era precioso y enorme. Nacía entre la niebla que cruza el rio y parecía querer acabar en pleno océano. Ha sido increible, porque no recuerdo ninguno así.
Y me he quedado tan feliz, pensando que el día iba a terminar bien, posiblemente mejor de lo que esperaba. Y así ha sido. Sería muy largo de contar y me podría enternizar contandolo pero hoy se ha cumplido lo de los días Arco Iris.
Resumiendo, me he ido de visita a la gran urbe con mi madre que tenía que comprar urgentemente útiles de trabajo y al terminar hemos estado paseando en el centro por una calle peatonal.
Y allí estaban, no eran más de 10 chicos y chicas con enormes letreros entre las manos con un mensaje bien claro: SE REGALAN ABRAZOS.
Casi me pongo a llorar de la emoción. Necesitaba urgentemente un abrazo que no se pida y tenía enfrente un montón de brazos abiertos hacia mi dispuestos a estrecharme con total cordialidad. Y como un resorte he saltado hacia ellos como si les conociera de antes, con una sonrisa en mi boca tan sincera como la suya. Y les he abrazado a casi todos. Solo me han faltado los que estaban abrazando a otras personas.
Lo mejor es que me he girado para ver donde se había quedado mi madre y me la he encontrado con la misma sonrisa que yo abrazando a todos aquellos chavales y felicitándoles el año nuevo.
Me ha encantado este día Arco Iris. Posiblemente el último del 2009, porque ya sería demasiado bueno que mañana se volviese a repetir, aunque nunca se sabe...
Los días Arco Iris son impredecibles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario