09 diciembre, 2009

Mi conciencia.

Todos tenemos amigos. Unos te ayudan a que no te sientas solo, otros te hacen reír. Y yo tengo una amiga que es como la voz de mi conciencia. Mi Pepito Grillo particular. Me escucha, y me dice aquello que necesito oír, que no siempre es lo que yo quisiera, y no suele equivocarse mucho cuando te dice su opinión.
Da consejos con una seguridad increíble y los da a sabiendas de que, aunque no salgan bien, no te sentirás frustrado con el fracaso. Siempre me anima a vivir, y a valorar las cosas. Me conoce mejor que yo misma, igual que yo a ella, y aunque pasen meses sin hablar, sabemos con solo saludarnos si algo va bien o no.
Estos días a venido a verme. Sospechaba que yo no estaba bien, y no ha dudado en venir hasta donde se acaba la tierra, para ayudarme. Y aunque mi situación es complicada ella ha sabido decir las palabras justas que me dan el ánimo suficiente para seguir otro poquito más. Su visita ha sido sanadora y más aun porque yo no la llamé pidiendo ayuda. Me ha enseñado a ver mi gran quebradero de cabeza como lo que es, un problema, pero ahora lo veo con una lente diferente, sin filtros y de forma objetiva.
Sus prioridades han sido hasta hace poco muy similares a las mías, y en eso se basa nuestra amistad, queremos lo mismo en esta vida y luchamos igual. Tenemos formas distintas de ver muchas cosas, pero las prioridades las mismas. Si lo pienso seriamente así nos va a las dos.... nos salen bastantes cosas al revés, la verdad, aunque nos reímos de ello, que le vamos a hacer.
Pero el caso es que estos días con ella me han mostrado a una nueva persona, con nuevos miedos. Un accidente la ha convertido en una persona con un temor enorme a sentirse más sola de lo que ya está. Y si ella que es mi conciencia está así, pues como que es mi turno para hacerle ver lo afortunada que es, y la vida maravillosa que tiene.
Y quizás al decirlo me daré cuenta yo también de lo afortunada que soy por poder decir que mis sueños son alcanzables y que la felicidad la acaricio siempre con la punta de los dedos. Y ya es mucho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario