26 junio, 2010

Un abracito, por favor

Tengo ganas de abrazos. Muchas ganas.
Estoy demasiado sola y tengo la gran gran gran suerte (se nota la ironía?) de que la poca gente que me rodea es del tipo "nomeabracesquemearrugaslaropa". Un desastre, vamos.
Y claro, se me acumulan las ganas hasta que se convierten en un antojo de los grandes. Y me pongo tonta, muuy tonta. La verdad es que es una sensación que no se muy bien como manejar.
Me resulta demasiado triste tener necesidad de contacto físico. Sobre todo porque yo soy de las que achucho demasiado, y me gusta tocar a la gente cuando hablo, pero como no a todo el mundo le gusta, pues la mitad de las veces que estoy con alguien tengo que reprimirme un poquito.
Esto es triste triste... joer, mejor ni pensarlo.
A ver si con el fin de semana me sonrie la suerte y me encuentro con uno de esos pocos amigos que me saludan con un fuerte abrazo. Y eso sí, al que pille no le voy a soltar en un buen rato, que con tanta carencia voy a tener que cargar las baterias con perspectivas de larga duración.
Me consuela pensar que algo más de una semana voy a mi tierra y allí con la excusa del reencuentro con la pandilla me liaré a dar abrazos a diestro y siniestro.
Que ganitas...

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